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lunes, 29 de agosto de 2016

25 AÑOS DE WAYTAY


TRILCE MICAELA CHUCO CARHUACHIN

Hace 25 años, un 24 de junio, supongo que soleado allá en Huancayo, se puso en marcha un proyecto que aunque no “de mesa” o formal, fue un proyecto de vida ¿Y Por qué de vida? Pues, porque viene desde una perspectiva de comunidad, de hacer todo en conjunto, de un trabajo comunitario y sobre todo por amor al arte.
Quizá Waytay en un inicio no se propuso trabajar con niños, niñas y adolescentes. Sino, con jóvenes que como vemos ahora, se han vuelto varones y mujeres fuertes y capaces de hacer y deshacer paredes y de esa forma cumplir sus objetivos. Jóvenes que por muchos motivos fueron alcanzando algunas cosas y Javier que no perdía el tiempo, y como dice él: “Loco en mis locuras”, se vino a El Agustino.
Las Ágatas, fue el primer barrio en donde se estableció Waytay que con mucha curiosidad e inocencia se fue llenando de niños y niñas que hoy tienen más de 20 años. Recuerdo que lo primero que hicimos fue subirnos a los zancos, de hecho hubo caídas. Luego aprendimos los instrumentos que en algunas ocasiones fueron rotos. Obras presentadas en las rotonditas de Chabuca Granda y muchos ensayos para pasacalles con lindas anécdotas.
Así es que pasaron los años y la casita de las Ágatas se fue haciendo más pequeña, y cual Alicia en el país de las Maravillas, Maraví (Javier) sale en búsqueda, junto con sus hermanos un terrenito, bueno un terrenazo que es este. Acá se volvió a plantar la semillita y vino la tercera generación con ellas sacamos nuestro primer trabajo multitudinario porque éramos ¡40 en escena! El nombre de dicha obra era “La fiesta de los Mil colores”, en donde blanquito y negrita, dos niños con muchos sueños, tienen que ir en búsqueda de los colores para hacer su ponchito y faldita pero, como siempre está el jodido de la obra y de la vida, el Cascarrabia no querrá que los niños logren su objetivo. Sin embargo, como el mundo es grande y la fuerza de voluntad también, se logra hacer la faldita y el ponchito.
Así como “La fiesta de los mil colores”, hay otras más como “Listo pa´sembrar, “Somos libros Leámoslo Siempre”, “Pillpintuwayta”, “El vuelo de los Cóndores, “Con nervios de toro”, “Julia Vaca” y muchas más. Igualmente, nuestros pasacalles y las presentaciones con títeres.
Y de ese modo ¡¿Cómo no mencionar el FITEA?! Nuestro FITEA, que ya por sexta edición se fue dando gracias al PUNCHE que le fuimos metiendo en cada una de las reuniones y planificaciones previas. Ahora también estamos en proceso para poder hacerlo ya que, queremos que la gente entienda que este Festival al igual que todos los que hay, no solo son para hacerlos y dejarlos ahí. Sino, para dárselo a nuestro barrio y es justo en esa medida que el barrio, lindo barrio, también debería tener un rol activo. En donde podamos exigir por derecho que nos corresponde, este tipo de festivales o actividades envestidas con expresiones artísticas, actividades que dan color al barrio y a nuestras vidas.
En fin, son 25 años de harta chamba y con mucho más que hacer. Agradecer de ante mano a las personas que asistieron, que leen este texto y a las comisiones que hicieron que este evento funcione: Gelen, Diana, Rosa, Paco, Jesús, Johanna, Camila, Ana Rosa, Milena, Zeila, Brissette, Briggete, Abigail, Gean Carlo, Elizabeth, Azucena, Trilce y sobre todo a Javier que si no fuese por decisiones vitales, quizá no estaríamos acá hablando sobre Waytay. Gracias Javier por ser un amigo, hermano, hijo y padre para todas y todos.

Gracias y que sean un millón de años más y ¡HA HECHARLE CON GANAS! 


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